Vaginismo y dispareunia

Da igual las veces que haya mantenido relaciones, siempre duele” “No sé por qué pero no me entra ni un tampón pequeño en la vagina.”

¿Te es familiar esto? ¿te has resignado a que tus relaciones sexuales vaginales son dolorosas o imposibles? ¡Esto puede cambiar!

Vaginismo, dispareunia y vestibulodinia

¿Qué es el vaginismo?, ¿qué es la dispareunia?

Las definiciones sobre vaginismo y dispareunia suelen dar lugar a malas interpretaciones y errores, más allá de que la vestibulodinia o la vulvodinia no son siquiera conocidas. Simplifiquemos las definiciones:

  • Vaginismo: espasmo involuntario de la musculatura que rodea la vagina, provocando su cierre y dificultando o impidiendo su apertura.
    No dolor + imposibilidad de penetración o penetración mínima.
  • Dispareunia: dolor que se presenta durante o después de las relaciones sexuales en la zona pélvica. Puede ser superficial o profunda. Dolor en la vulva o dentro de la vagina durante o después de la penetración.
  • Vestibulodinia: dolor el en vestíbulo de la vagina, la zona comprendida entre los labios menores o internos de la vulva. Puede darse por la presión en la apertura o introito vaginal, por el movimiento de fricción o, incluso, por la eyaculación, y desaparece o disminuye al cesar el estímulo que lo causa. Es un tipo de dispareunia superficial y puede causar ardor en la vulva y disuria (dolor durante la micción). Dolor entre los labios menores durante la penetración.
  • Vulvodinia: dolor general en la vulva, independiente del acto sexual, y que se presenta de forma intermitente o continua durante más de tres meses. Es un tipo de dolor pélvico crónico.

Suelen clasificarse en primaria o secundaria en función de si siempre ha sido así o ha aparecido de forma secundaria a algún suceso, como golpes, sucesos traumáticos, infecciones, enfermedades, etc. Pueden darse de forma aislada o a la vez, sin embargo, el Vaginismo y la dispareunia suelen presentarse a la vez.

Vaginismo, dispareunia, y anatomía de la vulva.

En estas disfunciones apreciamos, normalmente, la afectación de:

  • Sistema nervioso periférico: los receptores del dolor, al ser hiperestimulados, pueden perder su capacidad de diferenciar estímulos dolorosos de los no dolorosos.
  • Sistema nervioso central: la alteración de la sensibilidad de un área corporal produce cambios en la representación de esta zona en el cerebro.
  • Sistema nervioso autónomo: la interpretación de un estímulo no doloroso como si lo fuese, pone al sistema en estado de alarma, si en una situación en la que hemos de estar relajadas, se activa nuestro estado de alarma, nuestro cerebro redefine la situación en función de nuestra sensación. “El cuerpo no recuerda una acción, sino la sensación de la acción”.
  • Músculos: se contraen de forma involuntaria y espontánea, por lo que pueden crearse zonas de mayor tensión, contracturas y lesiones que pueden afectar a estructuras vasculonerviosas.

En muchas ocasiones, las mujeres que padecen vaginismo, dispareunia o vestibulodinia pierden el apetito sexual, causando deseo sexual hipoactivo, incluso cuando la disfunción o el dolor han desaparecido. Esto se debe a que se produce una asociación entre contacto con la vulva (haya o no penetración) y dolor a través, sobre todo, del sistema límbico. De forma similar ocurre en el dolor pélvico crónico. El vaginismo, a pesar de no presentar dolor, suele presentar impotencia, frustración y rechazo, por lo que tienden a no tener relaciones con penetración vaginal.

El dolor, cuando es crónico, provoca modificaciones en el sistema nervioso, por lo que estas disfunciones han de abordarse desde un punto de vista muy específico e integrativo. El dolor produce cortisol, ya que activa un sistema de alarma para evitar una lesión mayor, y este cortisol (hormona conocida por su relación con el estrés) afecta a la producción de hormonas por el hipotálamo, que regula, al final, la producción de hormonas sexuales. De forma similar ocurre con la dismenorrea o dolor menstrual.

Sistema límbico y deseo sexual
Sistema límbico y deseo sexual
Estrés cortisol y eje hipotálamo hipófisis gonadal
Influencia de la hormona del estrés (cortisol) en el eje que regula la función hormonal sexual.

¿Qué puedo hacer para que no me duelan las relaciones sexuales?

Primero, consulta con tu médico y ginecólogo/a para descartar que haya ninguna enfermedad subyacente o sea efecto secundario de alguna medicación, que no haya alteraciones del sistema nervioso o lesiones nerviosas. Un perfil hormonal siempre será positivo por la información que da sobre el estado de las mucosas, de la función ovárica y eje hipotálamo-hipófisis-ovarios entre otros.

Una vez descartadas estas alteraciones, interacciones y patologías, lo recomendable es seguir un tratamiento multidisciplinar: fisioterapeuta y sexólogo/a. En caso de no poder realizarlo, decide por dónde empezar basándote en las posibles causas:

1 – ¿Sientes ansiedad, nervios o estrés cuando piensas en mantener relaciones sexuales o bien cuando estás a punto de tenerlas? ¿estás muy estresada o sufres problemas de ansiedad? ¿te cuesta relajarte y tener tiempo para ti?

Vivimos en una sociedad que va a toda velocidad, suele faltarnos tiempo para nosotras y, cuando lo tenemos, tenemos esa voz en la cabeza de “debería, tendría, tal vez…” Si pasamos mucho tiempo activas, nuestra cabeza tenderá a seguir activa, evitando que nos relajemos tanto mental como físicamente. Si este es tu caso, una ayuda psicológica es lo que necesitas.

2 – ¿Tienes algún problema ginecológico, urológico o estreñimiento? ¿mucha curvatura lumbar? ¿pasas mucho tiempo sentada o haces deportes con impacto?

En este caso, tu problema puede ser más estructural, ya sea por hiperpresión abdominal, por excesiva curvatura, mala movilidad de la columna lumbar y cintura pélvica. ¡Aquí podemos ayudarte!

¡No lo dudes! Podemos ayudarte, contacta con nosotros haciendo click aquí.